Aguado, Manzanares y Morante. Fotograma: OneToro
Pablo Aguado corta la única oreja de un encierro ayuno de todo, menos de docilidad. Manzanares pincha la faena más redonda y Morante sublima el capote..
Jorge Arturo Díaz Reyes
CrónicaToro/Cali, 29 IX 2023
A plaza plena y soleada, los seis de Matilla, mostraron poca imponencia, romana, cuajo, volumen, raza, y fuerza, en cambio obedecieron las telas sumisamente hasta donde les alcanzó su endeblez. Nula emoción, claro, salvo el segundo que galopó y repitió codicioso. En varas no dijeron nada, pese al seudotumbo del quinto a Paco María, y el estocismo del muy castigado cuarto.
Para quienes valoran las cosas a partir del toro la sosería fue la tónica de la tarde. Rota, eso sí, por el preciosismo de las tres tauromaquias que dejó imágenes y e instantes de alto contenido estético. Pero cuando no es el toro el que pone la intensidad, la ecuación queda lunanca y la imagen vacía.
Pablo Aguado, no tuvo que apelar al paisanaje (por demás evidente) para justificarse. Su delicada frugalidad, la exacta y minimalista belleza de su toreo cautivan sin más condimentos ni coreografías. Cuatro chicuelinas lentísimas de quite, tres derechas, tres trincheras, molinete, ayudado, natural y pecho, ligados con serenidad y naturalidad conmovedoras. Dejan el recuerdo de una faena espesada por la inconstancia y mansedumbre del tercer al que derribó de una estocada aguantada y pasada que permitió a su señoría don José Luque Teruel (record Guiness de rabos e indultos en esta plaza) conceder el único trofeo. Con el insulso sexto, protestado por flojo, todo fue querer y no poder, de parte y parte. Hasta la media espada tendida y traversa que bastó.
Manzanares tuvo en “Príncipal” el encastado segundo, la carta del triunfo y lo tuvo a mano con argumentos. Torera obertura de seis por bajo genuflexos, alargada con una enervada serie de cinco por derecha, cambio de mano y forzado a cámara lenta casi circular, que la bravura de las embestidas llenaron de furor. Hicieron hilo, dos tandas más por el mismo pitón y con la misma intensidad, y otra una de cinco naturales y forzado, para de nuevo volver a la diestra. Todo listo para el estoque de la época. Pero pinchazo y estocada honda que desdijeron y dejaron la cosa en saludo. El quinto sí fue malo, bobo, inexpresivo, aburridor, y a este sí lo mató de una.
Morante de la Puebla, siempre llamativo, esta vez, con medias blancas y traje púrpura recamado en hilo blanco, tipo pastel de fresa. No lo necesita su sola presencia infunde. Y cuando se planta capote a dos manos y oficia la verónica como uno de los mejores de toda la historia, llena la plaza y las pantallas de una belleza propia, pictórica, irresistible. Así le impartió y cuatro y media al primero, Manso, más que ganándole terreno persiguiéndolo en los medios, y luego tres chicuelinas arrobadoras. Cómo rugía de gusto La Maestranza que le venera. Le dio además cuatro estatuarios con la espalda contra las tablas, ayudado por bajo, natural y pecho. Pero el toro se vino abajo y no fue más. Ya en el cuarto otros seis bellos lances, antes de una paliza de Aurelio Cruz, que no dejó toro.
FICHA DEL FESTEJO
Sevilla, Plaza de Real Maestranza de Caballería, viernes 29 de septiembre 2023. Sol. Lleno total. Seis toros, tres de García Jiménez (1º, 2º y 3º), los otros cuatro con el hierro de Olga Jiménez.
Morante de la Puebla, silencio y silencio,
José Mª Manzanares, saludo y silencio.
Pablo Aguado, oreja y silencio.
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